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El gran aliado: El jabón

 

Las circunstancias lo imponen. Estamos viviendo una época en la que es necesario lavarnos las manos continuamente y además hacerlo bien. Esta necesidad no es de ahora, pero es ahora cuando empezamos a vislumbrar las consecuencias de no cumplir esta norma esencial de higiene.

He aquí las recomendaciones de la OMS para lavarnos las manos:

 

IMPORTANTE: Para que el lavado surta efecto has de estar por lo menos 40 segundos lavándote las manos con los movimientos que indica la OMS.

El jabón se ha convertido en estos momentos en un producto de primerísima necesidad. Siempre lo ha sido, pero en este primer mundo a veces no nos percatamos de la importancia de las pequeñas cosas, como el acceso al agua potable o la posibilidad de escoger con qué jabón quiero lavarme las manos.

Un poco de contexto:

La humanidad descubrió el jabón hace más de 5000 años. Una leyenda romana lo atribuye a los sacrificios realizados en el monte Sapor donde la grasa de los animales se mezclaba con las cenizas de los fuegos ceremoniales y este primer jabón, arrastrado por el río Tíber, fue descubierto por esclavos que lavaban la ropa. Aunque, hay que decirlo, ya había constancia del proceso en los escritos de la antigua Babilonia.

El jabón, la pastilla de toda la vida, tuvo sus horas bajas con la aparición de los geles de baño y, sobre todo, con los dispensadores de jabón líquido para lavarse las manos. Pero maestros y maestras jaboneras mantuvieron el espíritu y la esencia de la pastilla de jabón ofreciendo sus productos artesanos en ferias, mercados y tiendas especializadas.

El jabón se obtiene mediante un proceso químico conocido como saponificación en el que una grasa reacciona con una base fuerte, normalmente hidróxido de sodio (o sosa cáustica). La composición de un jabón natural es muy simple. Su principal componente son las grasas saponificadas a las que se les añaden otros ingredientes como aceites esenciales, glicerina, arcilla, sal, colorantes, etc. en función de las propiedades, el aroma o el color que se quieran conseguir.

Un alidado imprescindible:

Hoy más que nunca, el jabón se ha convertido en una de las armas más poderosas (la primera de todas según la OMS) frente al Covid19, por encima de los famosos geles hidroalcohólicos que sólo son efectivos si nuestras manos están limpias, tal y como señala la Organización Mundial de la Salud.

Porque aunque sea invisible, el virus, que se propaga a través de las gotitas que expelimos al hablar, toser o estornudar, es capaz de posarse y aguardar a su próximo huésped en casi cualquier superficie.

 

Este virus, como muchos otros patógenos, está recubierto por una capa de lípidos (grasa). Al entrar en contacto con nuestras mucosas el ARN del virus penetra en nuestras células. Y nuestras células, que lo entienden como propio, lo reproducen extendiendo la enfermedad.

La única forma de evitar que este virus llegue a nosotros (si hemos tocado una superficie contaminada) es deshaciendo la capa de grasa que tiene el Coronavirus, de forma que éste quede desprotegido, dispersándose y desactivándose.

Y eso lo podemos hacer a través del jabón.

¿Por qué jabón tradicional?

El mundo del jabón ha evolucionado mucho, incorporando nuevos aceites y eliminando ingredientes no necesarios como los colorantes artificiales. El consumidor ya no busca jabones de colores sino aquellos basados en ingredientes naturales y mejores para el cuidado de la piel. Esta mayor concienciación de los consumidores ha ayudado al aumento de la demanda y estamos viendo el resurgir de la pequeña industria jabonera tradicional.

Otro factor clave es el tema del envasado, siendo el jabón tradicional una pastilla sólida, no necesita envase de plástico ni dispensador, y por lo tanto resulta mucho más ecológico. Y a esto podemos añadir que el jabón tradicional es biodegradable y dura más que los formatos líquidos, con lo cual las ventajas a nivel protección del medioambiente son irrefutables. Si además escogemos un jabón con certificado ecológico nos estaremos asegurando la idoneidad del producto tanto para el planeta como para nuestra piel.

¿Qué jabón debo elegir?

La respuesta es fácil: uno que funcione y que además cuide tu piel. No olvides que la frecuencia con la que te lavas hace que tu piel necesite hidratación y protección extra.

En Ecotienda Cibeles siempre hemos apostado por productos de alta calidad. Por esa razón uno de nuestros principales proveedores es Jabones Beltrán, una empresa casi centenaria, dedicada a la fabricación artesanal de jabones y productos de higiene y limpieza a base de aceites naturales.

Los jabones Essabó de Beltrán, además de la función primordial del jabón que es la de disolver la capa de lípidos que recubre el ARN del Coronavirus,  tienen algunas ventajas más.

Y es que para la elaboración de sus jabones, excepto el de pieles sensibles, han usado aceites esenciales como el lemongrass, la lavanda, el eucalipto, la salvia o la canela, que son bactericidas, antifúngicos y antivíricos e, incluso, han demostrado su eficacia contra patógenos resistentes a los antibióticos.

Por eso, ofrecen una protección extra contra los patógenos.

Pero no solo eso. Estos días, de tanto lavarnos las manos y usar los geles hidroalcohólicos, muchos de nosotros podemos notar las manos resecas y agrietadas, lo que supone un foco de acceso de los patógenos a nuestro cuerpo, sobre todo si trabajas en uno de los sectores críticos como son la sanidad, el comercio de alimentación, el transporte, etc.

Los jabones Essabó no solo están sobreengrasados para que tu piel esté suave y recupere el pH ácido de inmediato, sino que la glicerina natural que contienen crea una capa en la piel que retiene la humedad, dejándola suave y, sobre todo, protegida frente a la deshidratación.

En un solo gesto lo conseguirás todo:

– Eficacia bactericida y antivírica

– Protección de la piel

– Hidratación extra

La elección es fácil, ¿No crees?

               

 

Fuentes: essabo.com  – bioecoactual.com