Nutrición y adicciones

¿A qué nos referimos cuando hablamos de adicciones?

La adicción puede definirse como una obsesión, compulsión e implicación excesiva por una actividad o sustancia, que crea una dependencia psicológica y/o física sobre la persona.

En este estado, el cuerpo necesita de esta sustancia o actividad para su normal funcionamiento, creándose un estado de dependencia que provoca que el día a día gire en torno a la obtención de la sustancia/actividad adictiva.

Si se elimina  de forma brusca la fuente de la adicción, se puede producir  el síndrome de abstinencia con síntomas tales como ansiedad, depresión, dolor, insomnio, irritabilidad, anorexia o fatiga extrema, u otros, pudiendo incluso provocar problemas graves de riesgo vital.

En la dependencia psicológica se afecta la bioquímica cerebral ocasionando placer, reduciendo ansiedad y malestar con la sustancia/actividad.

En el caso de la dependencia física el organismo se adapta a la sustancia adictiva, creando tolerancia a la misma y la necesita para seguir con su ritmo diario.

Las actividades y sustancias que más habitualmente causan adicción son las drogas, los fármacos, el alcohol, el tabaco, el azúcar o el juego.


Bioquímica de las adicciones

En términos bioquímicos, las adicciones se deben a la reacción frente a una droga o estimulante por parte del sistema dopaminérgico (sistema de recompensa). La exposición a estas sustancias incrementa la liberación de dopamina por parte de las neuronas dopaminérgicas en el núcleo accumbens del cerebro, ocasionando sensación de euforia y bienestar que favorecen que la persona “quiera más”.

Hay factores que pueden predisponer a algunos individuos a ser más propensos a sufrir adicciones como la genética, la malnutrición, el estrés, la falta de sueño, la exposición prenatal a sustancias adictivas o traumas físicos. Comparten todas ellas una afectación en la normal producción de neurotransmisores (o de sus receptores) que alteran la bioquímica cerebral.

En cualquier caso, toda persona que se exponga a sustancias que alteren el estado de ánimo y la química cerebral, aunque no existan factores de susceptibilidad, puede acabar siendo adicta.
 

 Síndrome de Abstinencia

El cerebro tiende a compensar la hiperestimulación neuronal causada por las sustancias adictivas disminuyendo el número de receptores de neurotransmisores y disminuyendo la permeabilidad de membrana de las neuronas post-sinápticas (disminución de excitación neuronal).

En casos de dependencia y abstinencia, el cuerpo se ha vuelto tan dependiente de altas concentraciones del químico particular que ya ni siquiera produce sus versiones endógenas naturales y, en vez de ello, produce neurotransmisores con efectos contrarios para poder compensar sus efectos.

Al dejar de tomar la sustancia adictiva, los niveles de químicos opuestos pueden seguir estando muy elevados y, al no compensarse con los de la sustancia adictiva, favorece la aparición del síndrome de abstinencia (ansiedad, depresión, dolor, insomnio, irritabilidad, anorexia, fatiga, muerte neuronal, convulsiones, etc.)


¿Por qué se deben utilizar nutrientes en programas de deshabituación?

Un buen programa de deshabituación, además de incluir ayuda psicológica, farmacoterapia y/o terapia de grupo, tiene que tener en cuenta la utilización de nutrientes que ayuden a restaurar el desequilibrio cerebral y a reprogramar la reacción del adicto frente a los factores desencadenantes que le llevan a tomar una sustancia adictiva.

Por ello es básico un adecuado programa de nutrición y de descanso que ayude a regenerar la función cerebral. Esto contribuirá a que la persona se encuentre en mejor disposición de afrontar y resolver problemas psicológicos, “de vida” o de otra índole que favorezcan estos comportamientos.

 

 

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